quarta-feira, 29 de abril de 2015

Malimbetes, el monstruo de los juguetes

-          ¡Hijo!, guarda los juguetes que dejaste en la sala- Decía la mamá mientras, con una, escoba trataba juntar los papeles picados y poner las cosas en orden.
-          ¡Ya voy mamá! – Respondía Eduardito, mientras iba a buscar otra cosa para entretenerse, pues los juguetes ya lo habían aburrido.
Era esta una de las cosas que Eduardo no conseguía aprender; sin duda era un excelente chico, muy cariñoso y simpático, sin embargo, era muy perezoso a la hora de recoger todo aquello que él sacaba del lugar. Detrás del niño iba siempre quedando un rastro de puertas abiertas, cosas desparramadas, objetos fuera de su lugar.
Un día, después de la cena, cuando el niño ya se había cepillado los dientes, colocado el pijama y estaba ya en la cama para poder dormir; después de que su mamá le había contado su cuento de cada día,  le dijo:
-          Hijito, ¿sabes lo que pasa si tus juguetes quedan desparramados por el suelo? Va a venir Malimbretes, el monstruo de los juguetes y se los va a llevar todos.
-          Jajajaja- Se rio Eduardo- No creo en esas cosas mamita, además, siempre que dejo mis juguetes tu vienes después y los recoges.
-          Nunca más los voy a recoger y vas a ver como Malimbretes va a llevarse todos lo que dejes desparramado por ahí.
Cuando, al día siguiente, el niño despertó, fue hasta la sala y vio que su madre ya había dejado todo en orden. No resistió unas ganas tremendas de traer toda la caja de los juguetes y vaciarla entera, desparramando los autitos, los muñecos, las piezas de rompecabezas, los animalitos, dinosauros y tantas otras cosas. Eduardito jugó por una media hora y luego fue a andar de bicicleta.
-          Eduardito, vas a recoger todo ¿No es verdad?
-          ¡Ya recojo mamá!
-          Recuérdate de Malimbretes y que no voy a recoger nada más
-          Jajajajajaja
Eduardito anduvo de bicicleta, después de patineta, luego fue a ver televisión y cuando se dio cuenta, ya tenía que arreglarse para ir al colegio. Al despedirse de su mamá ella le dijo
-          ¡Hijo! Toda la mañana arreglé la casa y tú en diez minutos lo dejas todo de patas arriba. Tus juguetes están todos desordenados, ya te dije, yo no los voy a coger, se los llevará Malimbretes, el monstruo de los juguetes.
-          Cuando llegue de la escuela los voy a recoger, mamá.
Durante la tarde, cuando nadie estaba viendo, lentamente la puerta se abrió. Una mano peluda apareció primero y luego una cabeza enorme con una nariz de zanahoria y unos ojos saltones… ¡ Era Malimbretes!. Siempre él llegaba arrastrando un saco vacío y se lo llevaba llenito con todos los juguetes que estaban fuera de sus lugar. Sus ojos quedaron más saltones todavía cuando vio la cantidad de cosas desparramadas por el suelo. Rápidamente movió sus manos de uñas enormes y fue colocando en su saco todo lo que Eduardito no había recogido; nadie se dio cuenta de que él había pasado por esta casa, pues nunca nadie lo vio en ningún lugar,
    Cuando el niño llegó después del colegio entro por la sala y se dio cuenta de que los juguetes ya no estaban allá. Creyó que su madre los había colocado en la caja y guardado; fue hasta su habitación y la caja no estaba allá.
¡Mamá! ¿Dónde dejaste mis juguetes?
-          Yo no los recogí, te dije que nunca más lo iba  a hacer
-          Mamá, ¡mis juguetes no están en la sala!
-          Hijo, probablemente fue Malimbretes, el se llevó tus juguetes
-          Jajajajaja, mamá, no voy a creer en eso. Tú los escondiste y después me los vas a dar.
-          No hijo, no fui yo.
    Eduardito se fue a dormir creyendo que sus juguetes estaban guardados en algún lugar y que su madre se los iba a devolver. Durmió esperando que al día siguiente la caja estuviese en el lugar, lo que no pasó. Fueron pasando los días y los juguetes no aparecían y el niño fue desconfiando que realmente Malimbretes se había llevado todos sus autitos, todos sus muñecos, sus trencitos y todo lo demás.
-          ¡Mamá! ¿Realmente Malimbrete existe? ¿él se llevó mis juguetes?
-          ¡ Claro que sí! Te lo dije desde un comienzo.
El desespero le bajo desde la punta del pelo hasta la punta de los pies y una lagrimita se le escapó
-          ¡Que voy a hacer sin mis juguetes! ¿Por qué no escuche? ¿Por qué no obedecí? ¿Qué voy a hacer?
-          Hijo, yo no puedo hacer nada, Malimbrete se lleva los juguetes hasta su castillo donde los esconde en un sótano enorme. Lo único que podemos hacer es llamar a  Kala, el hada. Si conversas con ella y le prometes no dejar los juguetes nuevamente desparramados, probablemente ella pueda hablar con Malimbretes.
-          ¿Y cómo hacemos para hablar con Kala, el hada, mamá?
-          Todas las mamás del mundo tenemos su teléfono. La voy a llamar y tú hablas con ella- Entonces la mamá cogió le teléfono y la llamó.
-          ¿ Aló? ¿Doña Kala, el hada? Soy Carla, la mamá de Eduardito. Necesito de su ayuda, pues Malimbretes se llevó todos sus juguetes. ¿Usted lo puede ayudar? ¿Quiere hablar con él?... Ya se lo paso; hasta luego y gracias.
-          Doña Kala quiere hablar contigo Eduardito.
-          ¿Aló? ¿Eduardo? – Dijo del otro lado de la línea la voz más dulce que el niño ya había oído.
-          Sí, soy yo doña Kala
-          ¿ Qué pasó con tus juguetes?
-          Los deje en el suelo, desparramados y vino Malimbretes y se los llevó
-          Jajaajaja, es por eso que el bribón andaba tan feliz el otro día ¿Y qué harás para recuperarlos?
-          Doña Kala; yo sé que mi mamá me enseñó mil veces que debo ser responsable y cuidar de mis cosas y yo no le hice caso. Yo prometo que no voy a dejar ningún juguete más fuera de su lugar. ¡Son todos los juguetes que yo tengo! ¡Por favor tráigamelos de vuelta!
-          Bueno, veré lo que  puedo hacer, voy a conversar con él y ver si te los puedo devolver, pero la próxima vez que no guardes tus cosas, no podré ayudarte ¿Estamos de acuerdo Eduardito?
-          ¡Claro que sí doña Kala!
-          Para que pueda devolverte tus juguetes debes ser un buen niño y ayudarle a tu mamá en los deberes de casa. Tienes que empezar a ser más obediente y continuar siendo el niño dulce que siempre has sido. ¿Me lo prometes?
-          -¡Se lo prometo!
    Se despidieron y Eduardito fue inmediatamente a ayudar a su mamá, con la esperanza de que Kala consiguiese cumplir con aquello que tanto él quería.
    Kala, salió de su castillo, tomó su caballo y fue hasta el palacio de Malimbretes. Era un lugar muy oscuro y un poco abandonado, pero el hada sabía que el monstruo era sólo un poco diferente en su apariencia, pero tenía un corazón de oro. Malimbretes era un bribón juguetón al que le encantaban los juguetes nuevos con los cuales se divertía todo el día. Cuando el hada llegó, el monstruo estaba jugando con un caballito de madera.
-          ¡Hola Kala! ¡Cuánto tiempo! ¿Por quién vienes a interceder hoy?
-          ¡Hola Malimbretes! ¡Deberías limpiar y ordenar un poco tu casa! Pero bueno, ¿Me puedes dar los juguetes de Eduardito?
-          Kala, los juguetes de él son muy bonitos, quería dejarlos aquí conmigo… ¿Tú crees que él los va  a cuidar?
-          Él me prometió que sí
-          Bueno, entonces te los puedes llevar ¿Quieres una taza de té y una torta que acabo de preparar? podemos conversar un poquito antes de que te vayas.
-          ¡ Claro que sí! Tu torta es famosa en todos los reinos, jamás me la perdería.
    Fueron a tomar el té, conversaron bastante y después volvió Kala en su caballo hasta su castillo y después fue a devolverle los juguetes al niño.
    Al día siguiente, al despertar, Eduardo se dio cuenta de que la caja con sus juguetes estaba junto a su cama.
-          ¡Mamá! ¡Mis juguetes!
    La mamá vino corriendo, asustada con el grito
-          ¡Qué bueno Eduardito! Recuerda lo que le prometiste a Kala
-          ¡Nunca me olvidaré!

Querido lector: ¿ Crees tú que Eduardito cumplió su promesa? ¿Por qué?



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