segunda-feira, 9 de março de 2015

Clara, la mariposa que quería ser pájaro


Clara era una mariposa muy linda; muy joven aún, estaba descubriendo el mundo que le rodeaba. Una de las cosas que más le gustaba era observar los pájaros; le parecía maravilloso como ellos podían volar tan alto, mucho más alto que ella. 
Como Clara no podía verse, porque no tenía espejo, no sabía cómo era hermosa y como todavía era muy joven, no sabía lo importante que ella era para que toda la naturaleza fuese de la forma como es: maravillosa y perfecta.
Clarita, la mariposita, sentía un poquito de envidia de los pájaros y ella se imaginaba volando muy alto, hacia otro continente, conociendo nuevos lugares. A ella no le gustaba la vida que llevaba, volando bajito y andando todo el día de flor en flor.
Un día, la pequeña mariposa estaba tan triste y aburrida de su vida que le parecía tan monótona, tan repetitiva que se puso a llorar. Fue en ese momento que llegó la mamá mariposa.

-          ¿Qué te pasa hija mía? - Le preguntó- ¿Por qué lloras?

-          ¡Nada mamá! – le respondió Clara.

 -          ¡Claro que no hijita! ¿Tú crees que lloramos por nada?- Le dijo su mamá con una pequeña sonrisa.

Clara sintió un poco de vergüenza y le contó a su mamá:

-          Mamá, yo no quiero ser mariposa, yo quiero ser un pájaro y volar muy alto, conocer otros lugares, viajar muy lejos. No quiero andar simplemente de flor en flor.

-          ¡Ven conmigo!  - le dijo su mamá- quiero mostrarte una cosa.

La madre de Clara la llevó al lugar más lindo que ella nunca hubiese imaginado. Era un lugar lleno de muchas flores de los más lindos colores. Había árboles de todos los tamaños y un río de aguas cristalinas que hacía un ruido muy agradable cuando chocaba contra las piedras. En ese lugar se podían ver muchos insectos y animalitos que habían construido allí sus casas pues había mucho alimento.

-          ¿Te gusta este lugar? – Le pregunto la madre a Clara

-          ¡Claro que sí mamá! – respondió la pequeña mariposa.

-          Pon atención Clarita – y mientras su madre decía esto una suave brisa hizo que muchas mariposas saliesen de entre las flores haciendo que todo el cielo quedase lleno de colores -  Hija mía, las flores que estás viendo no estarían aquí si no fuese por las mariposas y por otros insectos. Somos nosotras las que ayudamos para que ellas nazcan en diferentes lugares cuando nos alimentamos de su néctar. Nosotras cargamos en nuestras alas y patitas el polen que es necesario para la vida de muchas otras flores, tan bellas como éstas. Este lugar no sería tan bello si no fuese por nosotras, las mariposas .

La pequeña mariposa  no sabía, hasta ese momento, cómo ella era importante. Nunca había parado para pensar cuál era su función en la naturaleza. A partir de ese momento, ella comenzó a sentir mucho orgullo en ser una mariposa y nunca más quiso ser un pájaro.

Por más pequeñitos que seamos, por más simple que sea nuestro trabajo ¡todos somos especiales e insustituibles!

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