terça-feira, 10 de março de 2015

El niño que no escuchaba

Francisco era un niño muy simpático que tenía unos 5 años y era el menor de la familia; sus hermanos Juan  y Luisa lo cuidaban mucho y eran un ejemplo para el pequeño; en esta familia siemore había mucho amor.
Los padres de Francisco siempre le enseñaban a ser muy educado y querían que él fuese muy feliz; sin embargo, tanto el papá como la mamá, notaban que el niño tenía un problema pues, cuando le llamaban la atención, parecía que el chico no escuchaba.
-          Francisco, anda a recoger tus juguetes- Le decía cariñosa su mamá- y no había ninguna respuesta.

La madre le hablaba nuevamente:

 – Franciiiiiiscoooooo, anda a recoger los juguetes que has dejado en tu dormitorio - pero el chico hacía como si no escuchase.

La verdad era que Francisco sí escuchaba, pero se hacía el disimulado, el desentendido, y ni siquiera se movía cuando oía que su madre o su padre lo estaban llamando.
 Su madre se ponía tan triste y se irritaba tanto que se acercaba a  su hijo y le decía:
-          ¡Francisco! ¿No me escuchas hijo?
-          ¡ No mamá, no escuché nada!-  decía el niño con cara de pícaro
Y siempre era igual con Francisco. Cuando lo llamaban para que se bañase, para lavarse los dientes, para entrar en la casa y no continuar jugando en la calle; siempre que sus padres le pedían algo él no escuchaba.
Francisco no sabía, pero su ángel de la guarda veía todo lo que su protegido hacía y se colocaba mucho más triste que los propios padres del niño. Entonces el decidió darle una lección.
Un día al despertar, Francisco se dio cuenta que algo estaba pasando, pues cuando él hablaba, nadie lo escuchaba, ni siquiera él escuchaba su voz. Fue a hablar con sus hermanos y nada… parecía que no salía ni un ruido por su boca.
Nadie lo escuchaba, ni su madre le hizo caso cuando le fue a pedir leche en el desayuno. ¡ Que desespero! Francisco salió a la calle y trató de llamar a sus amigos, pero no pasaba nada, nadie lo escuchaba.
Francisco se puso tan nervioso que entró en su dormitorio y se quedó en silencio cuando de repente apareció su ángel de la guarda.
-          ¿Qué pasa Francisco? ¿Sabes quién soy? ¡ Soy tu ángel de la guarda!
El niño se puso muy nervioso pues sabía que no se había comportado tan bien  en los últimos tiempos
-          Mi ángel de la guarda no me castigues, ¡voy a ser mejor!

-          No Francisco, no te voy a castigar ¿Por qué estás tan triste?

-          Mi angelito, nadie me escucha, parece que no existo ¿ Qué pasa?

El angelito se sentó al lado del niño y le explicó.
-          Francisco, es así que se sienten tus padres cuando ellos te hablan y tú haces como si ellos no existiesen. Tú te haces el sordo cuando te conviene ¿ Te das cuenta cómo es desagradable y triste?
El niño comenzó a entender lo que estaba pasando, el ángel de la guarda trataba de mostrarle lo que sus padres siempre le decían, que él debía ser un niño más obediente.
Francisco despertó cuando su mamá lo llamó a tomar desayuno, pero él sabía que no había sido un sueño, realmente él había recibido la visita de su ángel de la guarda.

Desde ese día, él se transformó en el mejor hijo que sus padres podían desear. Sus padres solamente lo llamaban una vez y el niño era un ejemplo de obediencia.

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