En un lugar muy frío al sur de Argentina, al lado de una
carretera, en un pequeño poblado había nacido Juanito, el autito.
Su mamá era una bella camioneta blanca muy bien cuidada y su
papá era un camión de carga muy fuerte con unas ruedas enormes las que le
permitían andar en terrenos bastante difíciles.
El papá de Juanito trabajaba bastante, entonces era la mamá
la que siempre estaba junto a él hasta el final del día cuando su papá volvía
del trabajo.
Juanito era muy inquieto, como todos los niños, por lo que
su mamá tenía que tener mucha atención con él. Cuando no escuchaba al chico
durante algún tiempo o se daba cuenta
que él estaba demasiado tranquilo, no era una buena señal, pues generalmente en
estos casos él estaba haciendo una travesura.
Una de las características de Juanito era que corría todo el
tiempo, era muy acelerado y muchas veces no ponía atención por dónde andaba. Varias veces él acababa cayéndose, o chocando contra alguna cosa o entrando en algún lugar de dónde él no copnseguía salir sin ayuda.
Cuando su mamá tenía tiempo iba junto
con su hijo en dirección a algún camino solitario y corrían juntos. De esa forma, le
enseñaba a ser prudente, respetuoso, cuidadoso y a estar siempre atento para
que no le faltase el aceite, el agua o la gasolina.
La mamá de Juanito siempre le decía:
-
Juanito, no andes corriendo tan rápido y sin
poner atención, te vas a machucar- Pero el niño, así como la mayoría de los
niños parecía que la información le había entrado por un retrovisor y salido por
el otro.
Un día, mientras la mamá camioneta preparaba el almuerzo,
Juanito salió a correr y llegó hasta la carretera . Su madre siempre le había
dicho que era peligroso y que no debía hacer eso sólo, que tenía que estar
junto con un adulto. Pero él ni siquiera se acordó y fue; cuando estaba corriendo por la carretera, sin poner ni un
poquito de cuidado sintió un fuerte golpe en su ruedita.
La lluvia del día anterior
había abierto en el pavimento un gran hoyo y la ruedita de nuestro amigo había
caído en él. Si hubiese estado andando más despacio y poniendo atención como su
mamá le había pedido, no habría pasado nada.
Inmediatamente Juanito paró, parecía que todo estaba bien,
pero sentía un dolor muy grande en su ruedita y no la conseguía mover. El dolor
era tan grande que no aguantó y se puso a llorar y a gritar muy alto. Su mamá, que ya lo había salido a buscar pues tenía el presentimiento de que algo
estaba sucediendo, escuchó los gritos y rápidamente encontró a su hijo llorando
mucho al medio de la carretera.
La mamá rápidamente lo llevó al mecánico de emergencia y el
diagnóstico del doctor no era nada animador, su ruedita estaba muy machucadae iba a tener que quedarse por lo menos un mes con ella inmovilizada, sin poder
andar, ni correr, ni jugar a la pelota, sin ni siquiera colocarla en el piso.
Así fue el siguiente mes de Juanito: sentado en una silla
solamente viendo sus amigos jugar y correr.
¿Juanito aprendió la lección? ¡Claro que sí! Después de esto él fue un niño mucho más
cuidadoso y obediente. Él entendió que nada habría pasado si él hubiese
escuchado con atención los consejos de su madre.
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