Ella no era una niña mala, tal vez porque no exista esta
clase de peques, pero algo le pasaba que muchas veces, como era muy traviesas y
no quería meterse en problemas, decía algunas mentirillas.
Mi querido lector, probablemente ya has escuchado esto de
alguien: ‘La mentira tiene las piernas cortas, nunca va muy adelante” o “una
mentira trae otra mentira”. Y yo te puedo decir que es la más pura y santa verdad.
Soledad siempre se daba mal con las mentiras, pero nunca, hasta ahora, había aprendido la lección. Te voy a relatar algunas de sus
desventuras, como por ejemplo la vez en que, en vez de tomarse los remedios
para mejorarse de una infección de oídos, se los colocaba en la boca y luego
los botaba; el resultado de esta “ mentirilla” fue casi quince días en el
hospital. O la ocasión en que le escondió a sus padres no solamente todas las
comunicaciones que la profesores y de la dirección de la escuela avisando que
sus notas no estaban yendo bien, sino también no les mostro ninguna de las
pruebas e incluso, aprendió a falsificar la firma de su mamá con perfección. El resultado de su comportamiento fue que, en la reunión de padres que se
realizaba al final del semestre, su madre casi tuvo un patatús al saber que si
continuase en esa tonada, repetiría de año.
Nunca soledad había visto a su madre tan furiosa y cuando
llegó a su casa fue casi dos horas escuchando a su padre diciéndole como se
sentía decepcionado y a su madre con una cara de funeral, casi sin parar de
llorar y diciéndole:
-
Hija, algo se ha destruido, mi corazón está
partido, algo se ha quebrado dentro de mí - decía mientras se apretaba
el pecho y lloraba sin parar.
Resultado
de esta pésima idea de Soledad fue ver a su mamá de cara fea por lo menos un
mes y el hecho de que los profesores ya no le entregaban las pruebas a ella,
sino que la coordinadora llamaba por teléfono para que los padres fuesen a
retirarlas ¿Te parece mucho? Es que aun no termine, lo peor estaba por venir.
Durante un mes no pudo salir con sus amigos y se quedó sin celular hasta que
consiguió subir todas las notas.
Soledad
era una chica que tenía mucha capacidad de estudiar, no vamos a decir que era
inteligente pues, actuando de esa forma, no se estaba comportando como tal y
parecía que no quería aprender la lección.
Y
como dice el poeta: el tiempo cura todas las heridas y a los padres de la Sole, como a todos los
papás del mundo, fueron creyendo que la lección había sido aprendida y así todo fue
volviendo a lo normal (por lo menos aparentemente).
Un
día, nuestra amiga se enteró de que habría un show en el teatro de una ciudad
vecina; se trataba de su cantor favorito y lógicamente que ella dio por hecho
de que podría ir con sus amigas. Llegó a su casa corriendo muy agitada y
encontró a sus padres en a sala, viendo TV.
-
¡Papis ha pasado algo maravilloso! ¡Mi vida no
podría ser mejor! ¡ Soy la chica más feliz del mundo! (generalmente los chicos
exageran sólo un poquito)
-
¿Qué pasa hija? No creo que hayas entrado en la
universidad, pues ni siquiera terminaste el primer año de la enseñanza media
todavía; Tampoco es que Universidad Católica haya ganado el campeonato, pues
estamos en la mitad del año, entonces no comprendo por qué tanta felicidad –
dijo el padre lleno de ironía.
-
¡Muy chistosito papá! Lo que pasa es que mi
cantante favorito Manuel, el que canta músicas románticas va a estar
haciendo un show en Chillan y yo lo quiero ir a ver con mis amigos. ¿Me van a
dejar ir no es verdad? ¡él es simplemente maravilloso! ¡Un príncipe! – Dijo la
niña toda entusiasmada
-
¡No! – dijo su mamá- todavía estás de castigo por lo que hiciste
con tus pruebas
-
¡Pero mamá! – Dijo la chica casi llorando
-
¡No hay pero que valga! Esta es mi última
palabra
Soledad
salió llena de rabia y entró llorando en su pieza, sin embargo estaba dispuesta
a que las cosas fuesen como ella se las había imaginado y no como sus papás
habían dispuesto, lógico que para esto tendría que inventar una mentira.
Su
plan era el siguiente: Le iba a pedir permiso a sus papás para ir a una fiesta
de pijamas en la casa de Luisa por motivo de su cumpleaños; iba a hacer una
invitación falsa para que no levantase ninguna sospecha; ¡a ella le parecía el
plan perfecto! Para conseguir el dinero
de la entrada le pediría a su abuelo diciéndole que quería comprarse un vestido
nuevo.
Parecía
que todo iba a las mil maravillas, pues sus padres le habían dado permiso para
ir a la fiesta de pijama que, como era muy cerca de la casa no necesitaría que
la fuesen a buscar o a dejar; su abuelo le había dado el dinero y la mamá de una de sus amigas las llevaría hasta el show y las iría a buscar.
Lo
que ella no se esperaba era que el mismo día del espectáculo, sólo que por la mañana, su madre se encontraría en el supermercado con la mamá de Juanita, que era quien las llevaría al espectáculo.
-
¡Las chicas se van a divertir mucho hoy Julieta!
¿No te parece?- Le dijo la madre de Juanita
-
¡ Claro que sí! ¡ A mi también me encantaban las
fiestas de pijamas! – dijo la madre de Sole
-
¡jajajajajajajaja! ¿De qué me hablas? Estás confundida, yo las voy a llevar al show
de Manuel en Chillán
-
¿Queeeeeeeeeé? Soledad… ahora te las vas a ver- e
inmediatamente fue a llamar por teléfono al papá para contarle lo que había
descubierto. Ellos se pusieron de
acuerdo de darle una gran lección a su hija.
Llegó el día que Soledad tanto esperaba; parecía que su plan era
perfecto. Arregló las cosas como si nada y se fue a su “fiesta de pijama”; se
despidió de sus padres y ellos como si nada, ni señal de que ya sabían de toda la mentira.
Todo corría como ella había planificado jamás esperaría lo que iba a
suceder. Estaba muy emocionada y se había colocado una ropa maravilllosa para
ir a ver a su ídolo. ¡Sería la mejor noche de su vida! En el camino hacia Chillan todo era pura alegría.
Llegaron al show y ya había mucha gente faltando unas 3 horas para que
empezase, pero no había problema pues todo valía la pena para ver al gran ídolo, Manuel .
Después de casi tres horas de fila, el corazón de Soledad empezó a latir
más fuerte pues estaba a menos de cinco personas de que le tocase su turno de
entrar. En ese momento le vino un pequeño arrepentimiento de haberle mentido a
sus papás, pero se prometió a si misma que sería la última vez (siempre que
mentía pensaba la misma cosa)
De repente comenzó a escuchar que personas atrás de ella se reían mucho,
pero ella no quiso ni mirar pues era la próxima en entrar, cuando sintió que
alguien le tocaba el ombro. No fue sorpresa y sí pánico cuando atrás de ella
vio a sus padre y a su madre vistiendo un pijama y con derecho hasta a usar las
pantuflas de osito.
-
¿Qué? Preguntó la chica en pánico.
-
Te
vinimos a buscar para la fiesta de pijama, vamos – Dijo su padre muerto de la
risa mientras la mamá estaba bien seria.
-
Pero es
que….yo…. ahora… - Soledad no conseguía ni hablar y las personas alrededor ya
estaban riéndose de la vergüenza que estaba pasando y muchos filmaban y sacaban fotos
-
Vamos Soledad, vas a llegar tarde a la fiesta. –
Dijo la Madre tomándola de la mano.
Soledad salió caminando de la mano con su madre y ella
hubiese preferido que la dejasen de castigo, que le gritasen, que hubieran
hecho cualquier cosa, menos no hablar con ella durante días. Era esta la
estrategia que el padre de Sole había estipulado junto con su esposa.
Un arrepentimiento gigantesco, como nunca había sentido
antes inundó el corazón de Soledad, no era sólo porque se había transformado en
el hazme reír de la escuela y sus fotos junto a sus padres de pijama a la
entrada del show ya estaban en el internet. Esto no le molestaba tanto como el
hecho de que sus padres no le hablasen.
Parecía que esta vez había resultado; aparentemente Soledad
le tomaba el peso a las mentiras y se daba cuenta como machucaba a sus padres,
pues ellos realmente se preocupaban por ella y trataban de enseñarle como vivir
una vida buena, honesta, justa.
Después de unas dos semanas ni todo volvió a lo normal pues
Soledad había cambiado, estaba más madura y responsable por sus acciones y tenía el firme proposito de parar de mentir( por lo menos un poquito)
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