domingo, 12 de abril de 2015

Barbarita, la gotita de agua y su emocionante viaje sin fin. Segunda parte

¿Qué le pasaba a Barbarita? ¿Alguien la estaba ayudando a no subir tan rápido? Lo que pasaba era que, mientras más alto subía, la temperatura bajaba y sin darse cuenta, de repente, ella dejó  nuevamente de ser vapor para transformarse en una gotita microscópica de agua que quedó suspendida en el cielo. 
Como por arte de mágica,  Barbarita se dio cuenta que otras gotitas se iban aproximando de ella y luego formaron una nube blanquita, como un copito de algodón, que se dejaba llevar por el viento fuerte de la región,
Y fue así que nuestra amiga, ahora en la forma de una microscópica gotita y junto con otras tantas gotitas fue viajando por sobre países y continentes en forma de nube, la que constantemente iba transformándose y adquiriendo diversas formas, colores y tamaños.
En un determinado día la nube quedó cerca de una bella colina y Barbarita observó que había una familia que había decidido hacer un día de campo, pues era un bello domingo por la tarde. Nuestra amiga se divirtió mucho viendo que el padre, la madre y los hijos se recostaron en el pasto después de comer y mirando hacia el cielo fueron descubriendo las más diversas formas y se divertían explicando entre sí lo que estaban viendo
-          ¡Mira este mono!-  Decía el papá apuntando hacia el cielo
-          ¿Dónde? – preguntaba el hijo más pequeño - ¿Dónde está la cola?
-         ¡Aquella es la cola! – decía el padre indicando un conjunto de nubes de forma alargada.
-          ¡Aquella parece un dinosauro!- decía la hija
-        ¡Tienes toda la razón! – Respondía la madre - ¡Esa es la cabeza y ese el cuerpo!
No fue sólo la familia que se divirtió en aquella tarde, sin gastar ni un centavo, sólo disfrutando lo que la naturaleza nos ofrece; sino que también Barbarita y todas las otras gotitas en forma de nube, las cuales se rieron mucho al ver la creatividad de la familia y se sintieron muy felices al verlos pasando tiempo juntos y en contacto con la naturaleza.
Nuestra amiga gotita conoció muchos lugares y personas viajando en forma de nube; a ella le gustaba estar un día aquí, otro día allá y al siguiente... sólo Dios sabe. No podía reclamar de monotonía ni de nada, pues siempre se sintió  siempre muy feliz, pero al mismo tiempo muy inquieta pensando en su vida, en sus transformaciones, en sus viajes y en tantos porqués y paraqués que en la mayoría de las veces no tenían respuesta.
En cierto día ella se dio cuenta de que se estaba sintiendo cada vez más pesada a pesar de que ella y sus amigas de la nube continuaban siendo gotitas de agua. Fueron bajando, bajando cada vez más hasta tocar la superficie en un bello parque con muchos jardines. Barbarita se transformó nuevamente en una bella gotita de agua que quedó depositada sobre el pasto de un bello jardín.
-          ¡Qué interesante! – pensó en voz alta la gotita – Ya fui hielo, agua de río, agua de mar, vapor de agua, nube... Ya estuve en un pedazo de hielo, en el océano, en el cielo y ahora vuelvo a la tierra ¡Cómo soy versátil! ¡Cuántas transformaciones!
Y pensaba en todo esto cuando se dio cuenta que la temperatura empezó a bajar bastante y tanto ella como las otras gotitas que se habían depositado en aquel jardín empezaron a transformarse un una fina capa de hielo que cubrió todo con un blanco impecable y radiante, resaltando la hermosura de aquel lugar .
Las horas fueron pasando y llegaron los primeros rayos de sol cuyo calor comenzó a derretir la fina capa de hielo. Entonces nuevamente Barbarita se transformó en agua y pasó a formar parte de un pequeño charco que se formó en aquel  jardín cerca de un naranjo.
-          ¡Cuántas transformaciones! Puedo tener formas tan diferentes en un mismo día y continuar siendo yo: Barbarita la gotita.
Antes que el sol consiguiese evaporarla, nuestra pequeña amiga entró en la tierra hasta llegar cerca de las raíces de aquel naranjo.
-       ¡Tengo sed! Dijo el árbol  y rápidamente Barbarita fue absolvida junto a otras gotitas que estaban en el suelo.
-          ¡Muchas gracias mis amiguitas! Les dijo el árbol mientras paseaban por el interior de su tronco
-          De nada señor árbol, el agua sirve para eso y para muchas otras cosas – Dijeron  mientras se dirigían hacia las hojas de las ramas más altas.
El día fue pasando y la temperatura fue aumentando. Barbarita entendió cual era su función en aquel momento: Refrescar al árbol siendo la humedad que se deposita en las hojas en forma de transpiración. (¿Sabías que los árboles y plantas transpiran igual que las personas?)
Fue así que la pequeña nuevamente se evaporó y se transformó en humedad disuelta en la atmósfera para después…

Querido amigo lector. En este momento Barbarita está por ahí, en algún lugar del mundo, ya sea como una gotita de agua, como parte de un pedazo de hielo  o en la forma de vapor, pero no tengas dudas que ella está allí y siempre estará. 
Ella se transformará innumerables veces, pero siempre será Barbarita la gotita.


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