Hola:
En estos días de Semana Santa, voy a escribir cuentos que nos ayuden a recuperar y explicar a nuestros pequeños el sentido de estas fechas. No pretendo que sea una catequesis ni una doctrina religiosa y sí una forma de conversar y conocer un hecho que está en la base de la formación de nuestra cultura.
Hace mucho, mucho tiempo, en un lugar muy, pero muy distante
había una pequeña nube que se llamaba Querube.
Ella estaba muy pequeñita y solitaria muy alto en el cielo,
parecía un copo de algodón que casi no se podía ver desde la tierra. Un día
ella se dio cuenta que conseguía ver lo que los hombres hacían aquí abajo, en la
tierra; entonces ella se divertía todo el día viendo cómo los humanos se
comportaban.
Como estaba solita y no tenía otras nubes para poder hablar
en aquel momento, paseaba por el cielo viendo lo que pasaba en la tierra sin
poner mucha atención en nada en particular; hasta que un día algo le llamó la
atención.
Las personas que, habitualmente, se reunían en las plazas y
mercados se empezaron a reunir para escuchar a un hombre y era algo que ella
nunca había visto . Mucho más extraño le pareció el hecho de que las personas
no sólo lo escuchaban, sino que también lo seguían.
-
¿Qué será que tiene ese hombre? Se preguntaba a
sí misma Querube y comenzó ella también, desde el cielo, a seguir sus pasos.
Ella se preocupó mucho el día en que la multitud era
bastante grande y estaba con mucha hambre pues se habían quedado escuchándolo
todo el día. Tuvo la impresión de que fue maravilloso cuando aquel hombre
multiplicó los panes y los peces ¡Cómo estaban felices esas personas! Nuestra amiguita
hasta aplaudió.
Aquél día fue especial para nuestra pequeña amiga también
por otro motivo, pues de repente, como por arte de magia, apareció cerca de ella
otra nube.
-
¿Qué tal? ¿Cómo te llamas? ¿Qué haces por aquí?
Preguntó Querube
-
¡Niña! ¡Cuántas preguntas! ¡Y todas de una vez! –
dijo la otra nube con espanto – Mi nombre es Rocío y no sé qué hago aquí, de
repente me di cuenta de que estaba yyyyyyy… aquí estoy ¿Complicado no es
verdad?
-
Jajajajajajajajaja – se rio Querube con aquella
intención que tenemos cuando en verdad nunca habíamos pensado en eso y nos
parece bastante complicado
-
¿Quién es ese hombre? – Preguntó Rocío
-
No lo sé, pero me parece que es bueno
Así, desde ese momento Querube no estuvo más sola y ambas nubecitas
empezaron a seguir a aquel hombre de día y de noche. ¡Les encantó el día en que
él entró en una ciudad e hicieron una verdadera fiesta mientras él andaba al
lomo de un burrito y las personas con ramos lo saludaban!
-
Debe ser alguien importante; Tal vez un rey –
dijo Rocío
-
No lo creo, los reyes viven en palacios, tienen
ejércitos, acumulan riquezas y esas cosas y a él no le veo nada de eso-
respondió la amiga
-
¡Tienes razón! Reconoció la amiga.
Los días pasaron y ellas continuaron acompañado a aquel
hombre pues querían saber cómo iba a terminar esta historia y por otro lado,
estaban realmente intrigadas sobre quién era.
Días después, ellas vieron cuando junto con sus amigos se
reunió al final de una noche para celebrar la Pascua judía. ¡Qué ganas de haber
estado allá abajo! Pensaban ambas cuando vieron que todos estaban reunidos,
felices, compartiendo el pan y el vino.
En esa noche pasó algo bien diferente, pues de repente, al
lado de ellas había tres nubes más
-
Hola - se saludaron las cinco al mismo tiempo
-
¿Qué hacen aquí? – Les preguntó Querube
-
¡Qué pregunta más difícil! – dijeron las tres,
extrañamente, al unísono – No sabemos, de repente nos dimos cuenta de que
estábamos aquí
El diálogo se vio interrumpido
pues aquel hombre junto con sus amigos fue a un huerto a hacer oración, y
mientras se alejó un poco, sus amigos durmieron.
-
¡Despierten! ¡Despierten! ¡No lo dejen sólo! - Decían
las cinco juntas y fue cuando descubrieron que la voz de las nubes jamás era
escuchada por los hombres
En aquel momento algo les pareció
diferente al observar la actitud de aquel hombre. Varias veces ya lo habían
acompañado en sus momentos de oración en que hablaba mirando al cielo y
llamando a su papá (porque las nubes sí escuchan la voz de los hombres) pero,
en aquel día, observaron y escucharon algo diferente; era como si él estuviese preocupado
y con algo de miedo, pero, de forma bastante extraña, al mismo tiempo confiado.
Instantes después ellas se rieron
mucho cuando aquel buen hombre fue a ver a sus amigos y ellos estaban
durmiendo; les pareció divertido cuando lo vieron despertándolos y llamando la
atención de cada uno; pero, aparentemente, estaban muy cansados o habían comido mucho
pues ni bien él se alejo un poquito, ellos ya estaban durmiendo de nuevo.
Nuestras amiguitas sintieron
tanto miedo que hasta se juntaron y se convirtieron en una sola nube más grande
cuando vieron que, de pronto, un grupo de soldados entró en el huerto y tomo
prisionero a aquel hombre. En ese momento ellas consiguieron escuchar su
nombre: Jesús.
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