terça-feira, 28 de abril de 2015

Gaia : Las responsabilidades.

El tiempo fue pasando y el pequeño Inti  aprendió a gatear y  Gaia continua siendo su nana de tiempo completo, donde uno está, el otro está también y esto deja a los padres muy felices y tranquilos.
-          Mamá ¿Cuando Inti aprenderá a caminar?- preguntó Gaia.
-          No lo sé, como todo lo que está bajo los cuidados de la Madre Tierra, cuando esté listo para eso
-          ¿Y cómo estará listo para eso?
-          Gaia –respondió la madre, sentándose, pues sabía que estaba llegando una serie de preguntas- Desde que nació sus músculos se han ido fortaleciendo, sus huesos se han ido reforzando, ha ganado equilibrio, consigue tener una percepción del espacio que lo rodea, tiene más coordinación…
-          ¿Y cómo él ganó todo eso?
-          Porque ha sido estimulado, a través de juegos, de ejercicios, y porque está en su naturaleza pues las cosas son así
-          ¡ Yo quiero que él camine y corra junto conmigo!
-          Gaia, ya hemos hablado sobre eso, no basta que tú quieras, hay que ver si llegó la hora para eso. Tú no naciste caminando, fuiste un bebé como Inti y aprendiste después de mucho esfuerzo y unas buenas caídas.
-          ¿Quién me enseño a caminar?
-          Tu padre y yo te sujetábamos y te hacíamos caminar, hasta que, poco a poco, fuiste ganando confianza y un día diste tres pasitos solita, luego te caíste; al día siguiente diste cinco y así, hasta que conseguiste caminar. Todo en la vida es así pequeña, vas intentando, intentando, aprendiendo, aprendiendo, ganando confianza hasta que un día caminas sola.
-          ¿Puedo enseñarle a mi hermanito?
-          Claro que sí, pero debes tener cuidado y debes hacerlo pensando que él puede caer. Voy a mostrarte.
Eso estaba haciendo la madre, enseñándole a Gaia como estimular a su hermanito para aprender a caminar, cuando José llegó con una caja.
-          Traje una sorpresa para todos-  Gaia no esperó su padre terminar de hablar cuando ya estaba con la caja en la mano abriéndola
-          ¡Un perrito!
-          ¡ Una perrita, Gaia! Y será tu responsabilidad
-          ¡ Muchas gracias papá! – dijo la niña dándole un fuerte abrazo y un beso al papá y a la mamá – Pero, ¿Cómo se va a llamar?
-          En homenaje a Cronos y como es un poco parecida con él podemos llamarla Hera, que según la mitología es una de las hijas de Cronos.
-          Me parece un bonito nombre y creo que a ella le gustó, pues está moviendo la colita.
-          Gaia, no te olvides, es tu responsabilidad, lo que significa que ella está bajo tus cuidados, recuerda, vas a tener que multiplicar tu cariño y atención.
-           No te preocupes papá
De esta forma, la dupla se convirtió en un trio: Hera, Inti y Gaia; los tres eran inseparables y de la misma forma en que Cronos había sido el juguete predilecto de la niña cuando pequeña, Hera se había transformado en la gran diversión de Inti.
Cierto final de tarde, Gaia, Inti y Hera jugaban por la casa y la niña decidió colocar varios almohadones en el suelo para enseñarle a su hermano a caminar. Quien se divirtió mucho con la novedad fue Hera, quien creyó que eran excelentes para poder afilar sus colmillitos.
-          Gaia, no te olvides de recoger esos almohadones cuando acaben de jugar y no te recomiendo que dejes que Hera se acostumbre a morderlos, pues después no tendrás como sacarle ese hábito – dijo la madre al  pasar, pero comop a veces sucede con los chicos, la niña hizo como que no escucho nada, o, tal vez, estaba tan distraída que realmente no escuchó.
El hecho es que Gaia, terminó de jugar con Hera y su hermanito, fue a bañarse y se olvidó de recoger los almohadones y la pequeña cachorrita continuo con la diversión, hasta que, de repente uno de ellos de rasgó y eso le pareció divertidísimo, tanto que atacó el próximo, y el siguiente hasta que se cansó y se fue a dormir junto con Gaia.
Al día siguiente, muy temprano, José estaba despertando a la niña, la cual sabía que algo había sucedido, pues no era esta una conducta habitual.
-          Despierta hija, tienes mucho trabajo por hacer antes de comenzar tus obligaciones diarias- Dijo el padre, muy serio, pero al mismo tiempo cariñoso
-          ¿Qué pasó papá?
-          Ponte la ropa, lávate y ven a la sala
Medio dormida la niña obedeció y Hera también despertó y siguió a la chica como de costumbre. Era muy temprano aún, el sol apenas comenzaba a entrar por las inmensas ventanas de la sala de la casa. Cuando Gaia llegó al lugar, parecía un verdadero campo de batalla, con todo el relleno blanco de los almohadones desparramado por todos los rincones.
-          ¿Qué pasó aquí? Preguntó la niña
-          Yo debería hacerte esa pregunta pequeña. Tu mamá te dijo que recogieras los almohadones y que no dejaras que Hera se acostumbrara a morderlos y no hiciste ni lo uno ni lo otros. Ahora quiero que recojas el relleno, limpies la sala y luego arregles los cojines; en esta última parte tu mamá va a ayudarte.
-          Papá ¡No es justo! Quien debería ser castigada es Hera y no yo.
-          Hijita, desde que la cachorra llegó tu sabes que es tu responsabilidad. Tú debes cuidarla y poner atención pues ella todavía es pequeñita. Los años van pasando y las responsabilidades van creciendo. Lo siento, no fuiste responsable y vas a sufrir las consecuencias; de esta forma creo que la próxima vez no se te va a olvidar.
La niña no dijo nada, pues entendió donde había fallado y comenzó inmediatamente la ingrata función. Hera no entendía que aquello no era un juego y varias veces, mientras Gaia juntaba, ella desparramaba y no fueron pocas las veces en que la niña le gritó o le llamó la atención, lo que para la perrita continuaba haciendo parte del juego.
Después de juntar todo, la madre de Gaia llegó junto con Inti, que ya había despertado y juntas tuvieron un agradable momento aprendiendo a coser
-          Aprende bien hija mía, no sólo a coser, sino que todas las lecciones que la vida te da, pues muchas de estas enseñanzas serás tú quien se las pasará a tu hermano

-          Es una gran responsabilidad mamá.

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