Cuando se espera, parece que el tiempo no pasa. Una cosa es
esperar cuando se sabe lo que va a pasar; como por ejemplo, que llegue el
primer día de clase ¿Se acuerdan de eso? Dan mariposas en la guatita, pero
sabemos que luego va a llegar el momento.
Otra cosa diferente es esperar sin saber muy bien qué, sin embargo, en el
interior de Querube, algo le decía que estaba por venir algo grande.
Así fue todo el sábado, nada pasó en la tierra, parecía que
todos estaban un poco tristes o por lo menos confusos por la muerte de aquel
hombre. Llegó la tarde, la noche y parecía que nada cambiaría; De repente, al
final de la noche de sábado, una voz despertó no sólo a Querube, sino también a
otras nubes del cielo.
-
¡Prepárense! ¡Él va a resucitar! Anunciaba
repleta de alegría.
Ella ya había oído esta voz a lo largo de estos días, le era
familiar y en ese momento ella consiguió identificarla: Era la voz del papito
de Jesús, el creador de todo.
Oyendo aquella orden parecía que toda la creación se
alegraba y se preparaba para el día siguiente que ya llegaba: los pájaros
cantarían de forma más dulce todavía, el agua correría más refrescante y clara
por los arroyos, el viento soplaría más fresco y el sol surgiría más brillante.
Entonces apareció un ángel, la criatura más dulce y bella
que ella nunca había visto y se acercó a Querube para hablarle.
-
¿Me puedes ayudar? Tengo que anunciar la
resurrección de Jesús y no quiero ir solito. Como sé que tienes un corazón tan
bueno y compasivo quiero que me acompañes
-
¡Claro que sí! ¿Qué tengo que hacer? – Dijo la
nube
-
Sólo acompáñame.
Eran las primeras horas del domingo cuando Querube y el
ángel bajaron a la tierra; llegaron hasta la entrada del lugar donde estaba el
cuerpo de Jesús y vieron la piedra que bloqueaba el acceso y los guardias.
Cuando ellos vieron el ángel tuvieron miedo y simplemente el enviado de Dios
los hizo caer en un sueño profundo; después de eso hizo que la piedra grande y
pesada rodase para abrir la entrada del sepulcro.
Entonces una luz intensa iluminó la entrada y vieron el
momento en que Jesús vencía la muerte como quien despierta de un sueño
profundo. Él se levantó y caminó hacia ellos; pasando cerca de Querube extendió
su mano y le dio la caricia más dulce que una nube podría recibir junto con
aquella sonrisa inolvidable que ella había visto en el rostro de aquel mismo hombre
en el día en el que había entrado en la ciudad montado en un burrito y siendo
aclamado por las multitudes.
Después él desapareció y dentro del lugar quedaron las
sábanas blancas con que su cuerpo había sido envuelto.
-
Ángel ¿Puedo preguntarte algo?
-
Claro que sí Querube
-
Si hay tantas nubes en el cielo ¿Por qué yo fui
elegida para algo tan especial? ¿O fue sólo una casualidad?
-
Las casualidades no existen Querube, la creación
funciona de forma perfecta, todo está articulado; no existe lugar para la
casualidad. Tú fuiste escogida para estar aquí.
-
¿Quién me eligió? Preguntó intrigada ¿Tú?
-
¡No! El papito
de Jesús.
-
¿Por qué? Yo no hice nada especial
-
Porque él te ama. Tú eres especial.
Delante de estas revelaciones el corazón de Querube parecía
que iba a estallar de tanta alegría.
En ese momento vieron que unas mujeres entraban en el lugar
donde había sido colocado el cuerpo. Ellas llevaban frascos de perfumes en las
manos y entraron muy asustadas y quedaron mucho más impresionadas cuando vieron
la figura resplandeciente de aquel ángel rodeado por aquella nube tan simple, dulce
y bella.
-
No tengan miedo, sé que buscan a Jesús, el que
fue crucificado, pero vean que él no está más aquí pues ha resucitado como lo
había prometido. Ahora vayan y cuéntenle a sus discípulos. Él ya se encontrará
con ustedes – Les dijo el ángel a las mujeres, las cuales salieron corriendo
Después de esto, Querube, sabiendo que era muy especial,
subió junto con el ángel al cielo y permanecen
juntos para siempre.
Desde ese día hasta hoy muchas cosas en el mundo han pasado,
muchas cosas han cambiado, mucho se ha sufrido. Ha habido muchas personas buenas
y muchas otras que no han usado bien su libertad, sin embargo la vida continua
dándonos una oportunidad todos los días.
No importa si somos pequeñitos o grandes, si somos una nube,
una flor o un niño. Todos somos muy especiales y amados por el creador quien
nos tiene reservada una misión muy especial.
¡Qué Él resucite en nuestra vida y en la vida de aquellos
que amamos!
¡Feliz Pascua en el Resucitado!
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