sexta-feira, 24 de abril de 2015

Gaia y el misterio de la vidamuerte

Desde antes de que Gaia naciese, Cronos hacía parte de la familia. Cuando José y María llegaron a la propiedad y dormían en  carpa  y sacos de dormir mientras construían el galpón, al día siguiente de la llegada, escucharon algunos ruidos entre los arbustos; sintieron miedo pensando que podría ser un animal feroz y cuando se aproximaron, recelosos, para ver, encontraron a Cronos quien estaba con una herida en la pata la que no le permitía apoyarla.
Se aproximaron lentamente, ganaron su confianza y luego María con unas pinzas retiró una astillita de madera que se le había incrustado entre las almohadillas de la pata. Luego le dieron comida y el buen perro nunca más se alejó.
Cronos era grande, imponente, su ladrido era majestuoso. Cuando él llegó María se recordó que cuando niña había tenido un perro parecido, con ese nombre. Ahora él era de la familia
Siempre dócil y compañero, desde que Gaia comenzó a explorara el mundo,  se convirtió en su juguete preferido: Era su caballo, su muñeca y muchas veces dormía sobre su barriga peluda mientras él vigilaba su sueño. Cronos era la compañía constante de José en sus días en el campo antes de Gaia nacer, pues después José perdió un compañero de trabajo y ganó un guardián de las mujeres de la casa. La pequeña, habitualmente en sus paseos por la parcela contaba con la compañía de Cronos y algunas veces era él su confidente y su paño de lágrimas cuando por alguna cosa le llamaban la atención.
Era una linda mañana, después de la hora del desayuno, cuando María se dio cuenta de que había usado los dos últimos huevos que estaban en el refrigerador;
-          Gaia ¿puedes ir a buscar algunos huevos por favor? Recuerda que debes tener cuidado y no dejes nerviosas a las gallinas.
-          ¡Claro mamá! Dijo la niña cogiendo una cesta y dirigiéndose al gallinero. Como de costumbre Cronos fue a acompañarla.
Entraron al gallinero y la niña estaba agachada recogiendo los huevos cuando vio que Cronos  ladró y se lanzó contra una serpiente que estaba muy próxima de ella y que asustada por su presencia, probablemente la atacaría. El perro no consiguió evitar llevar varias mordidas  en el cuello y en el hocico y se quedó en el suelo, sintiendo mucho dolor mientras la serpiente se alejó, escondiéndose entre unas cajas vacias.
-          ¡Papaaaaá! Gritó la niña con todas sus fuerza y rápidamente llegó José y María con el pequeño Inti en los brazos
-          ¡La serpiente está escondida entre esas cajas papá!
-          ¡Ten cuidado José!- gritó María
-          ¡No te preocupes, sé lo que hacer, por favor aléjense!
José cogió una vara con un alambre en la punta  y un saco, movió las cajas con cuidado hasta que visualizó al animal, luego la agarró con el alambre y la colocó en el saco, lo amarró y lo dejó colgado en un lugar seguro.
-          ¡Más tarde la voy a devolver a la naturaleza!  ¿Qué pasó Gaia? ¿Qué le pasó a Cronos?

-          Vine a buscar los huevos que mamá pidió y de repente Cronos había atacado a la serpiente que estaba muy cerca de mí; él me defendió. Fue mordido en el cuello y el hocico.

-          Voy a llevarlo inmediatamente al veterinario, es grave, pues la serpiente es venenosa. Cronos es un perro muy fuerte, pero ya está viejito. El veterinario más cercano está a unas 2 horas de acá, esperemos que él resista. Él ha salvado tu vida, Gaia.

-          ¡Esa serpiente es malvada! ¡No debería existir!- Dijo la niña llorando
Los padres entendieron que no era el mejor momento de enseñarle a la niña sobre esto.
-          Es la segunda vez que aparecen serpientes acá. Creo que tendrás que aprovechar, José, y traer algunos gansos para no correr más peligro.
José colocó al perro en la carrosa, llevó también el saco con la serpiente y fue hasta la casa del vecino más próximo para pedir prestada la camioneta para así  llevar al perro más rápido hasta el veterinario. Cronos reclamaba de dolor y sangraba mucho.
Gaia pasó el resto del día muy triste y ansiosa esperando noticias de su perro.
Al llegar la noche, Gaia supo que su padre había llegado por el ruido de los gansos que traía y el galope del caballo de la carrosa. Salió corriendo de casa y vio el cuerpo de Cronos inerte. Corrió llorando hasta a su dormitorio; allí se recostó y continuó su llanto noche adentro y muchas preguntas venían a su cabeza:
¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué la madre tierra le había hecho esto? ¿Por qué tienen que existir las serpientes y ellas tienen que ser venenosas? ¿Qué habría sucedido si Cronos no hubiese estado allá? Esa noche Gaia sólo paró de llorar cuando se durmió. Sus padres decidieron dejarla vivir este momento solita, por eso no fueron a hablar con ella.
-          Es importante que viva el dolor. Va a pasar varias veces por situaciones como ésta y debe estar preparada – Le dijo María a José mientras sufrían al ver la tristeza de la pequeña.
Al día siguiente despertó y vio que su padre estaba a unos 50 metros de la casa haciendo un hoyo para enterrar a Cronos, ella no dijo nada, no hizo nada. Unos minutos después estaban todos a la mesa para desayunar y Gaia preguntó
-          Papá ¿Por qué trajiste a Cronos de vuelta? ¿Por qué no lo dejaste en la ciudad?]

-          Gaia, porque éste es su lugar, es acá donde él va a volver a hacer parte del ciclo de la vida, es aquí donde él se va a reencontrarse con la vida.

Gaia permaneció en silencio el resto del desayuno. Al terminar José pidió a todos que fuesen hasta el lugar en que el perro sería enterrado. El cuerpo del can estaba ya en la tierra y José había preparado mudas de bellas flores, las cuales estaban colocadas cerca de donde descansaría Cronos.
-          No es fácil entender la vida , Gaia , y mucho menos la muerte; pocas personas paran para pensar el hecho de que comenzamos a morir en el momento en que nacemos y que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda. La muerte no es mala, hija mía, es el inicio de una vida nueva, es volver a integrarse a un ciclo. – Explicó María con una voz muy dulce y tranquila, mientras acariciaba la mano de su hija y la miraba fijamente a los ojos, los cuales estaban inundados de lágrimas incontenibles.

-          Muchos pueblos viven la muerte como un momento de fiesta, nosotros en nuestra cultura, en nuestra forma de pensar, vemos la muerte de forma negativa, con tristeza. Sabes Gaia, un hombre muy sabio, llamado Francisco de Asís, llamaba a la muerte de “Hermana muerte” – Agregó José quien no conseguía disimular que estaba muy triste por la partida de un gran amigo.

-         Cronos no estará más entre nosotros, físicamente, pero nos quedarán los recuerdos de los momentos que pasamos juntos. Propongo que para despedirnos de él, cada uno de nosotros coloque un poco de tierra sobre su cuerpo y recuerde un momento que vivió con él. Comienza tú José.- Dijo María

-          Yo me recuerdo del primer día en que él llegó a nuestras vidas, recuerdo cuando tú, María, lo colocaste entre tus brazos y le sacaste la astilla de la pata. Cronos habló con la mirada y dijo: ¡Gracias!, creo que nunca te comenté esto.- José se levantó, cogió la pala y colocó tierra sobre el perro.

-          Un día tú fuiste a la ciudad José, antes que Gaia naciese, creo que fue la primera vez que fuiste a hacer compras. Cronos corrió atrás de la carreta en que habías salido hasta casarse ¿Te recuerdas? Cuando se cansó de correr, volvió hasta casa y se quedó en la entrada durante todo el día, no salió de allí hasta que tú volviste.- María se levantó realizó el mismo gesto.

-          Me recuerdo de la última vez que estuve enfermita en cama; Cronos no salió de mi lado ni un momento. Gaia se levantó y colocó un poco de tierra y le mandó un beso - ¡Te voy a extrañar! ¡Gracias por cuidarme! ¡Gracias por todo!

José terminó de colocar tierra y después cubrieron con hermosas mudas de flores el lugar donde descansaría Cronos para siempre.
Gaia continuo pensativa durante todo el resto del día, no jugaba como era de costumbre, estaba sentada, en silencio, se paseaba por la sala, salía a caminar por la parcela. Notoriamente estaba pensando, sintiendo profundamente lo que le estaba pasando pues era la primera vez que vivía  el sentimiento de perder a alguien. Aprovechando que Inti estaba durmiendo un poco, María se le acercó para poder conversar.

-           ¿Cómo estás Gaia? – Le preguntó mientras acariciaba sus cabellos y la abrazaba
-          No sé mamá, mi corazón está apretado; estoy muy triste. Me siento culpada y a la vez agradecida, pues él salvo mi vida. Mi cabeza está llena de los momentos que pasamos juntos y fueron muy lindos.
No entiendo por qué tienen que existir animales venenosos, no entiendo lo que esa serpiente estaba haciendo en el gallinero ¿Por qué ellas tienen que existir? ¿Por qué la madre tierra permite que ellas vivan? ¿Por qué existe la muerte?

-          Hija, la muerte existe porque existe la vida y la vida existe porque existe la muerte ¿Caminemos un poco? – invito María ya levantándola – Cuando el fruto se pudre en el suelo él no se pierde, el vuelve a la tierra y se integra a un ciclo que nunca acaba. Todo en la naturaleza se encuentra en un equilibrio perfecto y extremamente delicado, en que, por ejemplo, el número de ranas que hay en la laguna no puede ser muy grande, pues si hay muchas no habrá alimento suficiente; de esa forma es bueno que hayan animales que se alimenten de las ranas ¿entiendes? Sé que tal vez eres muy pequeña para poder comprender, pero nada mejor que conversar esto desde ahora.
-          Creo que estoy entendiendo mamá.
-          Fíjate Gaia – dijo María mientras pasaban por el lado de un viejo tronco – Este árbol ya no está vivo, pero si pones atención él hace parte de la vida – María movió el troco y debajo de él habían muchos insectos, gusanitos y hongos - ¿Te das cuenta pequeña?
-          Pero ¿Por qué tienen que existir animales malos? Preguntó Gaia con un poco de rabia en la entonación
-          Mi amor, no existen animales malos. Piensa conmigo: Si hay una inundación, o un terremoto, o un volcán hace erupción… ¿significa que la Madre Tierra es mala?
-          Mmmmmm…. ¡no!
-          Gaia ¡muchas personas perderán sus casas y algunas incluso pueden morir…!
-          Mamá, es natural que esas cosas sucedan
-          ¡Perfecto hija! La naturaleza es así, las cosas funcionan así, la vida es así, todo esto es un gran misterio delante del cual, lo único que podemos hacer es maravillarnos. El hombre con todo su conocimiento, con todo su desarrollo no consigue ser más que la Madre Tierra. Esto es un maravilloso misterio
-          Entonces la serpiente no es mala, ella simplemente es serpiente y actúa como una serpiente.
-          Así es hija, cabe a nosotros respetarla. Ella estaba buscando alimento en el gallinero, solo quería comida. Cronos te defendió movido por algo mucho mayor que el propio instinto, él dio la vida por amor ¡Y hay quien dice que los animales no pueden sentir amor!
-          Mamá ¿Este dolor que estoy cargando en el corazón va a pasar?
-          Sí mi amor el tiempo va a apagar todo ese dolor, pero jamás borrará el recuerdo de nuestro amigo.

Y así, a cada día que pasaba. La pequeña Gaia iba transformándose, como todo en la Madre Tierra.

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